La terca realidad desmiente
la idea de que hemos salido de la crisis y se da de bruces
con la situación en la que hoy se encuentra la mayoría
social:
Más de cinco millones y medio de personas en desempleo. Tres millones de personas carecen de ingresos. Los empleos que se crean son precarios y con salarios de miseria. Aumento de la pobreza: una de cada cinco personas está en riesgo de pobreza severa y de exclusión social, y esta pobreza tiene mayoritariamente rostro infantil y de mujer. Aumento de la precariedad social, fruto de políticas de recortes, de eliminación de derechos y coberturas sociales. Aumenta el número de personas afectadas por los desahucios. La corrupción y las irregularidades fiscales roban las arcas publicas y la política fiscal beneficia a los que más tienen, recayendo la carga sobre la clase trabajadora.
Ante ello y como respuesta a la movilización social contra estas criminales políticas, se merman los derechos y libertades para silenciar a un pueblo que sufre y al que están empobreciendo como medio para la dominación y la explotación.
Las marchas de la dignidad vuelven a pedir a la clase trabajadora que se movilice, que demuestre en la calle que QUEREMOS VIVIR CON DIGNIDAD, que identifiquemos a los culpables de esta grave e injusta situación social y defendamos el programa de las marchas de la dignidad: Pan, Trabajo, Techo y Dignidad.
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