Este resultado supone que la implantación de CGT se consolida en Burgos, tras el esfuerzo de explicar en los centros de trabajo los retrocesos que supone los acuerdos entre dirección y sindicatos institucionales recientemente firmados y dejando claro que para poder parar los retrocesos pactados no basta sólo el voto; es imprescindible que aumenten las voces críticas y que la movilización crezca.
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